Mi gráfico ilustra varios contenidos: 1) La situación geoestratégica de Iwo Jima, donde se instalan tres aeródromos (dos, en pleno funcionamiento y uno en construcción) y una estación de radar. 2) Los planes de defensa japoneses, que convirtieron la isla en una fortaleza. 3) El doble plan de desembarco norteamericano, que, finalmente, se vería reducido a uno. Y 4) La optimista previsión de los avances americanos que, en un primer momento, creyó poder tomar la isla en dos días cuando en realidad el ataque se prolongó más de un mes (19/11-24/3).
El resultado: 6.825 bajas y 19.000 heridos en el bando americano. Números trágicos pero menores que las espeluznantes cifras japonesas: 20.000 muertos y doscientos prisioneros. Un recuento, éste último, que abunda en la vieja máxima bélica: el japonés no se rinde. Lucha hasta la muerte.
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